Veamos las diferencias más destacables que hay.
Localización: Las viviendas antiguas suelen estar más céntricas con todas las comodidades que esto supone, como es tener a mano todos los servicios, oferta escolar, comercios, transporte público… Escoger dónde vivir es una decisión muy importante.
Garantía por desperfectos: Las viviendas antiguas es sólo por 6 meses, y la obra nueva prevé plazos de 10, 3 y 1 año en función del desperfecto que se trate.
Mantenimiento: Las viviendas antiguas requieren un mayor mantenimiento y reparaciones que la obra nueva.
Eficiencia energética: Las viviendas nuevas suelen tener sistemas más modernos obteniendo un ahorro en el consumo y siendo más respetuosos con el medio ambiente.
Impuestos: Comprar obra nueva se paga ahora mismo un 10% de IVA y por una vivienda de segunda mano está sujeta al Impuesto de Transmisiones Patrimoniales, cuyo porcentaje está entre el 6% y 10%, varía dependiendo en la comunidad autónoma que se compre. En Cataluña es un 10%.
Tipología: A lo largo de los años la vivienda se va transformando dando respuesta a las necesidades que se generan. Encontraremos diferentes tipologías, éstas varían de acuerdo al gusto de quién las habita.